Anima a tu hijo a ser curioso

Ser curioso es una habilidad vital que todos deberíamos tener, y como padres algo que debemos inculcar a nuestros hijos. Con demasiada frecuencia, la sociedad nos enseña a aceptar las cosas como son. Nos condicionan en la vida a seguir la norma. Sin embargo, lo mejor de los niños es el constante ¿por qué, por qué, por qué? Sí, todos los niños lo hacen y a veces probablemente te puede volver loco como padre, pero la curiosidad es una habilidad vital clave que nosotros, como adultos, debemos fomentar y alimentar en nuestros hijos.

El mundo es un lugar fascinante, sobre todo cuando creces y descubres todo lo que el universo te ofrece, desde las plantas y los insectos hasta la electrónica, los libros, las personas, las estrellas y las marionetas. Todo lo que es nuevo y necesita ser comprendido por un niño le creará naturalmente preguntas. Algo que, como adulto, puede parecerte lógico, no lo es naturalmente para un niño, que puede estar repleto de interminables preguntas sobre todo lo que ofrece nuestro planeta. De ahí que la pregunta "¿por qué?" sea una palabra que, en el lenguaje, tú como padre oirás con frecuencia.

Esto nos parece brillante. Cuanto más curioso seas de niño, más aventurera será tu vida. Llevar esta habilidad clave de la vida a tu adolescencia y a tu edad adulta te abrirá muchas puertas, porque no estás sujeto a las limitaciones establecidas por el molde en el que te has criado, sino que estás dispuesto a cuestionar las cosas. Por tanto, como padre, fomenta la curiosidad de tu hijo.

Aquí tienes unas cuantas ideas geniales que te ayudarán a hacerlo.

1. Lee, lee, lee.

La lectura es crucial para el desarrollo de un niño. Tanto si les lees en voz alta desde pequeños, como si les enseñas juntos a pronunciar las palabras para que puedan empezar a leer por sí mismos, la lectura es una cuestión de curiosidad e imaginación. La lectura también crea un fuerte vínculo entre tú, como padre, y tu hijo.

Además, la lectura no tiene por qué ser cara. No es necesario comprar muchos libros. Puedes hojear una librería junto con tus hijos y ver a dónde les lleva su curiosidad. Por otra parte, una biblioteca pública también es una alternativa estupenda, y a menudo barata. Los niños pueden hojear, y tú puedes empezar a ver lo que les gusta mirar.

Dedica un tiempo a la lectura y, junto con tu hijo, sumérgete en el país de las maravillas de la imaginación. Si necesitas ayuda, pide ayuda a un librero o a un bibliotecario.

2. Escucha las preguntas de tu hijo

Como adulto que trabaja, puedes tender a dejar de lado ciertas cosas por las "prisas" de la vida diaria, sin embargo, independientemente de lo extraña que pueda ser una pregunta o quizás incluso difícil de responder, tomarte el tiempo y el esfuerzo de mirar realmente a tu hijo y responder a su pregunta, le hará sentir que su curiosidad es valiosa e importante.

Puede que algunas preguntas ni siquiera sepas la respuesta, y está bien decirlo. Ser sincero con tu hijo le enseña otro rasgo. Lo mejor es averiguar juntos la respuesta, y gracias a Internet esto es ahora más fácil que nunca. Hacer esto junto con tu hijo, mostrándole qué hacer y cómo hacerlo, le enseñará a encontrar respuestas y a investigar. Como padre, mostrar a tu hijo que su curiosidad es importante, incluso cuando no sabes la respuesta, le da la confianza de que está bien no saber, pero sí aprender a saber.

Ten en cuenta que, cuando los niños son pequeños, tú eres su fuente de información, aparte quizá de los profesores o los amigos, y nosotros, como padres, debemos ser el lugar al que pueden acudir y preguntar cualquier cosa. Además, deben tener la confianza de que cualquier curiosidad será respondida y no simplemente desechada. ¡Allí escuchan con atención!

3. Habla con otros

Todos podemos aprender mucho más del diálogo. Puedes aprender muchas cosas de los demás, ya sea de tus vecinos, del cartero, de tus profesores o amigos, o incluso de conocidos al azar cuando viajas a algún lugar nuevo. Anima a tu hijo a que pregunte a la gente sobre ellos y sobre sus vidas y las cosas que les gustan (dentro de ciertos escenarios), Los niños descubrirán cómo viven sus vidas los demás en otras comunidades, orígenes y partes del mundo, y por tanto, el mundo se volverá mucho más interesante al aprender cosas nuevas en estas aventuras.

4. Ralentiza la marcha

En el ajetreo del día a día, con las prisas entre la guardería, el trabajo, las actividades extraescolares, la compra, los comestibles, la cena, etc., tendemos a olvidar que el ajetreo viene de dentro, de nosotros. Nosotros lo creamos. A menudo, como adultos, necesitamos ralentizarlo todo.

Este es un rasgo extraordinario en los niños, que si los observas atentamente estarán "con o alrededor" de algo como si fuera a cámara lenta. Pueden sentarse frente a la lavadora durante un tiempo, o agacharse y observar un gusano durante minutos y, como padres, pensamos "¿por qué?", sin embargo, esa es exactamente la cuestión. Estar aquí en el momento. Si aprendes a ralentizar las cosas y a conectar con tu hijo sobre las cosas que le interesan tomándote momentos y hablando con él durante esos momentos extraordinarios, pero ordinarios, fomentarás su naturaleza curiosa.

Cuéntales cosas sobre la naturaleza cuando salgas a pasear, como los nombres de las flores, probad juntos una variedad de frutas diferentes y hablad de sus sabores, siéntate con tu hijo, no importa lo pequeño que sea, y hablad de los sentimientos. Te sorprenderá que cuando aprendas a ralentizar la vida, tú también descubrirás la magia de la vida cotidiana (de nuevo), algo que los adultos, en un mundo cada vez más acelerado, tendemos a olvidar.

William Martin, un autor consumado, lo expresa mejor:

"No pidas a tus hijos que se esfuercen por tener una vida extraordinaria.
Tal esfuerzo puede parecer admirable, pero es el camino de la necedad.
Ayúdales, en cambio, a encontrar el asombro y la maravilla de una vida ordinaria.
Enséñales el placer de probar los tomates, las manzanas y las peras.
Enséñales a llorar cuando mueren mascotas y personas.
Muéstrales el placer infinito que hay en el toque de una mano.
Y haz que lo ordinario cobre vida para ellos.
Lo extraordinario se encargará de sí mismo".

5. Deja que tu hijo te guíe

Nosotros, como padres, creemos que es nuestra responsabilidad guiar siempre a nuestros hijos. Para asegurarnos de que están en el camino correcto, en la vía correcta, haciendo las cosas correctas, sin embargo, a veces aprende a seguir la curiosidad de tu hijo.

Intenta que las cosas sean juguetonas, que prueben comidas nuevas, que vayan a ver cosas nuevas, que se animen a probar cosas y que vean lo que les interesa de forma natural. Cuando empieces a notar las cosas que les gustan hacer, entonces podrás empezar a guiarles. Las ideas aquí son abundantes: desde los zoológicos de mascotas, pasando por los parques y los observatorios, hasta unas horas en un parque infantil o tumbarse a mirar las nubes juntos. Dedicar tiempo a seguir la curiosidad de tu hijo y descubrir, a través de sus intereses, las preguntas que tiene sobre la vida y las cosas, en general, te dará, como padre, la sensación de dónde puedes apoyarle. Cuáles son sus instintos y talentos naturales y qué cosas podrías hacer para darles un empujón.

El futuro es siempre cambiante y enseñar a tus hijos a ser flexibles, de mente abierta, imaginativos e innovadores les ayudará a comprometerse, a través de la curiosidad, en un trabajo, sea cual sea, al ser capaces de pensar lateralmente y profundizar en habilidades útiles que pueden desarrollar desde una edad temprana.

6. El tiempo de inactividad es importante

Haz, haz, haz. Los estilos de crianza son diferentes. Sin embargo, cuando se trata de la curiosidad, deja que jueguen, piensen y sueñen despiertos y encuentren lo que les gusta hacer. Dales opciones, desde vestirse hasta dibujar, pasando por lo que les gustaría hacer. Sin embargo, mientras haces todo esto, ten en cuenta que ellos también deben relajar su mente para que la curiosidad crezca. Dejándoles a veces hacer lo que les gustaría, desde caminar descalzos por la naturaleza hasta ver caer las hojas, les permite experimentar el "asombro".

Permíteles ser ellos mismos, porque recuerda que es la curiosidad la que ha causado todo lo que conocemos. Fue porque alguien dijo: "¿Qué pasaría si voy allí?" o "¿Qué pasaría si hago esto?" o "¿Y si hago esta pregunta?" - Enseñar a tu hijo e inculcarle la curiosidad es un regalo que le permitirá vivir una vida rica y plena en una sociedad llena de normas.

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