Els Calderers de Sant Joan
Resumen
Si vas por la MA-15, en la rotonda (H3C9+CPJ Vilafranca de Bonany) que lleva a Sant Joan, encontrarás un gran cartel que dice "Museu dels Calderers".
Esta antigua casa solariega fue antiguamente una gran finca vinícola, y tras su reapertura en 1993 es ahora una casa del siglo XVIII con un museo de muebles mallorquines y diversos objetos que muestran la tradición de tiempos pasados. Els Calderers está enclavado en un bello paisaje que se remonta a 1229, cuando la finca fue mencionada por primera vez en los registros históricos, perteneciendo a la familia Calderers. Más tarde, en el siglo XVIII, la noble familia Veri compró toda la finca y, aproximadamente a partir de 1750, se construyó el actual edificio principal, que se amplió continuamente hasta principios del siglo XIX.
El museo es un recorrido autoguiado con más de 30 paradas (salas) para visitar. Los billetes se pueden obtener en la entrada o, según el día, en la tienda principal, donde encontrarás un pequeño restaurante con aperitivos y bebidas. Los billetes se compran aquí, y luego te diriges a la entrada principal de la casa, empezando por la sala 1. Cada sala muestra históricamente la disposición y el montaje, como puede verse en las fotos. A los niños les resultará interesante ver los distintos objetos y habitaciones y descubrir cómo se vivía antes de la era de Internet; sin embargo, los más pequeños pueden aburrirse si haces el recorrido demasiado despacio. El ritmo depende de ti.
Lo bueno de la visita es que al final acabas en el exterior y puedes ver a los animales, lo que sin duda será interesante para los niños más pequeños. Al final de la visita puedes sentarte en la zona de la entrada principal y tomar algo o fuera, en el jardín, y relajarte bajo la sombra. Nuestra recomendación es llevar una cesta de picnic y comer fuera en paz y tranquilidad.
El aparcamiento es gratuito, pero el precio del museo es bastante elevado en comparación con otras actividades. No obstante, una recomendación para visitar y apoyar, aprender y ver cómo era la historia, especialmente para los niños.
El museo es estupendo y merece la pena ir. Está un poco apartado de las carreteras principales, como muchas cosas en Mallorca. Es un museo bonito, agradable y tranquilo, con animales, pero un poco en mal estado. El paseo era bonito, pero caro sobre todo también para los niños. Pero entiendo el mantenimiento.