Habilidades esenciales para la vida que los niños deben aprender

Como padres, a menudo no pensamos en las habilidades que enseñamos a nuestros hijos. Puede que queramos que conozcan principios y moral -lo que está bien, lo que está mal, decir por favor y gracias-, las cosas que la mayoría de la gente considera "habilidades" que los niños deben aprender a medida que crecen. Sin embargo, no nos planteamos enseñarles conscientemente las destrezas importantes, esas habilidades fundamentales, que necesitarán para triunfar en la vida, sobre todo cuando se vayan de casa.

Aunque hay muchas habilidades que los niños necesitan aprender, en este artículo queremos abordar las habilidades emocionales y mentales de los niños que crecen, ya que pueden ser las más vitales que necesitarán cuando se conviertan en jóvenes adultos.

Entonces, ¿qué son exactamente las habilidades para la vida?

Una persona, a lo largo de su vida, necesitará aprender una serie de habilidades vitales, aquellas que le permitan sobrevivir a las situaciones, entornos y circunstancias que la vida le depare. Esto te incluye a ti como padre. Las habilidades que aprendiste de tus padres, hermanos, familiares o amigos son las que te han permitido estar donde estás hoy.

Si echamos un vistazo a Wikipedia, definen las habilidades para la vida como:

Las habilidades para la vida son capacidades de comportamiento adaptativo y positivo que permiten a los seres humanos afrontar eficazmente las exigencias y los retos de la vida. Este concepto también se denomina competencia psicosocial.

Wikipedia

Así que, en esencia, las habilidades para la vida son una serie de técnicas y prácticas que te permiten entender y comprender los encuentros y problemas de la vida cotidiana.

Son las habilidades a las que recurres y que te ayudan en situaciones sociales, apoyándote en el procesamiento de tus emociones, y te permiten adaptarte a tu entorno, empatizando en última instancia con los demás. Ten en cuenta también la cultura. Al crecer en una cultura, las habilidades para la vida que aprendes pueden no ser necesariamente iguales a las de una cultura diferente, de ahí que en muchos aspectos las habilidades para la vida que se enseñan varíen de una cultura a otra, incluyendo la familia y los aspectos sociales generales de criar a un niño.

Sin embargo, la clave como padre no es seguir el libro de la sociedad en lo que respecta a las habilidades vitales de tus hijos, sino educarlos para que se conviertan en mejores seres humanos enseñándoles las habilidades vitales lucrativas que algún día necesitarán para interactuar con sus iguales y con otras culturas.

¿Cómo enseñar a los niños habilidades emocionales para la vida?

Normalmente, nuestra naturaleza es transmitir como padres las habilidades que aprendimos de los nuestros, incluyendo quizá las que adquirimos a lo largo de nuestra vida. Es natural porque son las que conocemos y creemos correctas.

Lo que ocurre con la paternidad es que no percibimos deliberadamente el hecho de que estamos enseñando a nuestros hijos habilidades para la vida todos los días, sin embargo, en esencia todas las cosas que decimos y hacemos con ellos es la definición exacta de lo que es la paternidad: enseñar a nuestros hijos a sobrevivir y prosperar en este mundo.

Si lo piensas de verdad, los adultos nos quedamos atrapados en la idea de que los niños están ahí para cumplir un propósito en nuestra vida, ¿no? ¿Por qué si no tienes hijos? Hazte esa pregunta. Sin embargo, la realidad es que, como padres, necesitamos apoyar a nuestros hijos para ayudarles a comprender el mundo que les rodea de una forma tangible y significativa. Enseñándoles lo que significa ser mejores personas, que contribuyan al éxito no sólo de ellos mismos, sino de la sociedad en su conjunto, todo ello a través del amor.

Los niños son muy frágiles, vulnerables y fácilmente moldeables, y es nuestro deber como padres convertirlos en personas emocionalmente estables que prosperen en nuestro mundo siempre cambiante. Y parte de ello consiste en que nosotros, como padres, comprendamos que del mismo modo que los niños nos observan, abiertos y curiosos, empapándose de lo que comprenden de nuestro comportamiento, ellos también nos enseñan a nosotros como adultos nuestras habilidades, poniéndolas a prueba por el camino. Ésa es la belleza de la verdadera paternidad, si lo permites.

Creemos que las siguientes habilidades son las que los padres debemos enseñar a nuestros hijos para que tengan éxito y prosperen emocional y mentalmente en un mundo complicado y confuso.

Las habilidades para la vida que todo niño necesita

Cómo comunicar sus sentimientos

La comunicación es una de las habilidades más vitales que puede aprender un niño. Nosotros, como padres, creemos que enseñar a un niño a hablar es la esencia de la comunicación, pero en realidad la comunicación consiste en que los niños aprendan a transmitir sus sentimientos, sobre todo a comunicar sentimientos negativos.

Los niños a los que no se enseña a transmitir sus sentimientos, sobre todo los negativos, tienden a tratarse emocionalmente con dureza, lo que acaba provocando ansiedad y depresión junto con otros problemas durante la adolescencia y la edad adulta.

Un método para ayudar a tu hijo pequeño a expresar sus sentimientos es hacerle preguntas abiertas sobre sus emociones creando un entorno seguro. Nosotros, como adultos, creemos que debemos expresar algunas emociones y suprimir otras, sin embargo, al crear un entorno sin prejuicios animando al niño a expresarse: tristeza, enfado, felicidad y hablar de esas emociones con él, le permitirá comunicarse mejor a lo largo de las etapas de su vida. Se puede animar a los niños mayores a que lleven un diario y se expresen coloreando, escribiendo sus sentimientos y compartiéndolos abiertamente sabiendo que no serán menospreciados ni juzgados por los ojos de sus padres.

Cómo afrontar el fracaso/rechazo

Ésta es otra habilidad vital que los niños deben aprender. El fracaso y el rechazo suelen ser acontecimientos que experimentamos constantemente a lo largo de la vida, ya sea que no nos incluyan con los demás durante el recreo, que se nos den mal los deportes, que no saquemos una nota estupenda en algo en lo que creemos que éramos buenos, que nos rechacen en una universidad a la que nos hayamos presentado o en una posible carrera profesional. Esto es algo que nos guía a lo largo de la vida y ayudar a tu hijo a entender cómo afrontar esta situación es clave para que pueda superar estas situaciones.

¿Cómo? ¡Modélalo!

Deja que te vean fracasar, pero deja también que vean cómo afrontas ese fracaso. Los niños interpretan mucho más de lo que creemos, independientemente de la edad, por eso cuando les hagas algo mal, tómate el momento, ponte a su altura y pídeles disculpas. Muéstrales que, aunque seas adulto, tú también eres humano e imperfecto. Y eso está bien.

Deja que formen parte de tu día. Comparte tus experiencias de rechazo y fracaso y cómo las afrontaste. Cuéntales los pormenores y cómo te hace sentir, y qué aprendiste de ello. Los niños lo captarán rápidamente. Aprenderán que no pasa nada por fracasar.

Nuestra sociedad nos hace creer que fracasar es malo. Eso no es cierto. Tenemos que cambiar nuestra mentalidad y la forma en que enseñamos a nuestros hijos para permitirles fracasar y, lo que es más importante, aprender de esos fracasos.

Por tanto, si llegan tristes del colegio porque les han rechazado algunos de sus compañeros, habla con ellos, coméntalo, muéstrales que todo el mundo es vulnerable y cómo afrontar estas experiencias en la vida. Muéstrales empatía: los niños deben aprender desde pequeños que el rechazo y el fracaso no definen quiénes son (que es lo que hace la sociedad actual), sino cómo afrontan esas situaciones.

Cómo mostrar respeto a todo el mundo

Esta habilidad se enseña principalmente con el ejemplo. El problema es que, como adultos, estamos programados para juzgar porque así crecemos. Las personas que no son como nosotros -quizás no tienen éxito, o eligen una carrera con la que no estamos de acuerdo, o son de una cultura o creencia diferente, sea lo que sea-, naturalmente, como adulto, tratarás a la gente de forma diferente. Sin embargo, también nosotros, como adultos, tenemos que aprender a tratar a los demás de forma respetuosa.

El respeto es algo que los niños aprenden observando a sus padres y cómo tratamos realmente a los que nos rodean y a los niños. Como adultos, creemos que estamos en la cima de la cadena alimentaria familiar y que los niños tienen que escuchar, hacer y decir lo que se les dice. Ése es el comportamiento que adoptarán, pero si tratas a tus hijos con respeto, ellos también lo reflejarán en su forma de tratarte, sobre todo en las distintas fases de su vida cuando crezcan.

Por tanto, sé respetuoso y reflexiona sobre cómo tratas a los demás y a tus hijos, sabiendo que tú quieres que te traten del mismo modo.

Cómo ser generoso y compartir

Enseñar a tus hijos a compartir y a ser generosos es una habilidad para la vida que empieza desde que son pequeños. Enseñarles que pueden compartir sus juguetes -de la forma adecuada- les ayudará mucho cuando crezcan.

Uno de los grandes problemas que vemos en el mundo actual es que estamos en una sociedad del "yo": en lugar de desear el bien para nuestro prójimo, todo se centra en cómo nosotros, como adultos, ganamos más, tenemos más: títulos y casas más grandes, etc. No estamos hablando de comunismo y de que todo el mundo tenga lo mismo, simplemente se reduce a ser generoso y compartir.

Si a una edad temprana se nos enseña a dar -compartir nuestros juguetes o dárselos a los menos afortunados-, entonces aprendemos a experimentar la alegría. Ésta es una habilidad que permite a los niños aprender la compasión en su forma más sincera.

Hacer que entiendan y te vean, como adulto, y comprendan por qué dar a los necesitados puede ser algo bueno, tanto si ofreces tu tiempo o tus servicios, ayudando en un comedor social o dando dinero a una causa que beneficie a la sociedad, hará que tus hijos crezcan y les permitirá ser compasivos como adultos.

Tenemos que alejarnos, como sociedad, de enseñar a nuestros hijos que sólo lo fácil, lo rápido, lo conveniente, lo barato es lo que hay que hacer, porque eso retrata que las cosas no valen ni nuestro tiempo ni nuestro dinero, incluyendo a otras personas.

Haz que las cosas tengan sentido: los niños se dan cuenta sin importar la edad. Como ya se ha dicho, nuestra cultura ha sustituido la generosidad por la comodidad, pero enseñar a tu hijo a compartir y a dar contribuirá en gran medida a hacer del mundo un lugar mejor, sin dejar de alcanzar el éxito personal.

Cómo disculparse

Sabes que esto, a pesar de ser tan sencillo, es probablemente una de las cosas más difíciles que los adultos podemos enseñar a nuestros hijos. Pedir disculpas (auténticamente) a alguien por haber hecho algo mal es una habilidad humilde y difícil de aprender. Está en nuestra naturaleza ser egoístas y la sociedad hace que ese rasgo aflore aún más en nosotros, porque somos necesitados y esa necesidad mueve nuestro pensamiento hacia el olvido de los demás.

Olvidamos que nuestras acciones y palabras pueden causar dolor, pero ahí es donde nosotros, como adultos, debemos tener cuidado con la forma en que enseñamos a nuestros hijos. Hacerles comprender que está bien cometer errores y fracasar es clave, pero asumirlo es lo que les hará mejores personas.

Lo mismo ocurre con ellos, independientemente de su edad. Si tú, como adulto, no puedes enmendar un error a un niño y disculparte sinceramente y decirle que cometiste un error -quizás gritando cuando no era necesario-, entonces ellos también aprenderán que "oye, está bien ser imperfecto, pero que hay una forma de volver a hacerlo bien", lo que les permitirá, a largo plazo, tener amistades sanas o un matrimonio feliz y sano.

De lo contrario, no aprender esta habilidad les convertirá en pequeños gilipollas, sintiéndose con derecho a que su visión del mundo sea siempre la correcta. Todos los demás están equivocados y ellos son las víctimas de todo.

Así que asume tus errores, discúlpate y demuéstralo.

Cómo conocer los límites y las fronteras

Cuando tu hijo tiene una mala actitud, a menudo hay una razón para ello. Puede que estén cansados, quizá agobiados o, en el caso de los niños mayores, puede que les haya ocurrido algo en el colegio. Por eso es importante enseñarles a comprender sus propios límites, es decir, cuándo necesitan complementar una acción concreta, como descansar o hacer algo por sí mismos.

Enseñarles a cuidarse (no a ser egoístas) consiste en hacerles comprender sus propios límites. No nos malinterpretes, no se trata de establecer límites en sus capacidades -deben alcanzar las estrellas-, se trata más bien de que aprendan cuál es su capacidad máxima en algo y cómo enfrentarse a ello.

Si tu hijo está cansado, tiene que entender que puede necesitar descansar. Si a tu hijo no se le dan bien las matemáticas, tiene que entender cómo solucionarlo y resolver los problemas de otra manera.

Enseñar a los niños desde una edad temprana a cuidarse a sí mismos - cómo decir no, cómo tener límites (por ejemplo: cuánta televisión ver) y al mismo tiempo no ser egoísta es una habilidad que nosotros, como adultos, ni siquiera hacemos bien, así que dedicar tiempo y enseñar esta habilidad a un niño pequeño también te enseñará a ti.

Por tanto, ten en cuenta que enseñar esta habilidad a un niño hará que sea emocional y mentalmente más sano que alguien que se cría ansioso y agobiado. Y, en última instancia, hazlo con amor. Obligar a un niño cansado a dormir puede parecer la respuesta lógica de un adulto -estoy cansado, así que duermo-, pero las capacidades cognitivas de un niño funcionan de forma diferente, así que enséñalo de forma diferente: con amor.

Cómo experimentar la cultura, las razas y el estatus social

Exponer a tu hijo a diferentes culturas le enseñará habilidades para tratar con los demás, porque otras culturas tienen otras formas de hacer, decir o ser. Por tanto, cuando los niños están expuestos a otras culturas, razas o estatutos sociales, aprenden a tratar con los demás de un modo más abierto y compasivo.

¿Cómo?

Si no tienes la comunidad y otros padres dispuestos a interactuar, enséñaselo a través de libros, conversaciones sencillas, alimentos, vídeos educativos, etc.

Hablar a los niños sobre la diversidad desde una edad temprana y enseñarles que todos somos iguales, pero de formas diferentes, permitirá que adquieran habilidades sólidas que les ayudarán a desestigmatizar las diferencias que experimentarán al tratar con los demás.

Por tanto, es tu responsabilidad exponer las diferencias culturales e imponer la importancia de la igualdad dentro de ella.

Para terminar

No te limites a ser el adulto en la vida de tu hijo. Camina con ellos, guíales. Habilítalos. Muéstrales que eres imperfecto, pero que no pasa nada. Hazles comprender que, aunque quieras que tengan éxito en la vida, hay habilidades que les permitirán ser mejores personas y les ayudarán a prosperar como adultos. Ayúdales a ser mejores de lo que tú eres y de lo que puedas percibir del mundo. Aprende de ellos mientras les enseñas.

Tómate tu tiempo como padre y piensa en tus acciones, en tus palabras y en lo que quieres que tu hijo haga en el camino de la vida. Es algo más que ser bueno en algo o ser el mejor, o ser el primero de su clase, o un MVP de la NBA. Se trata de respeto, generosidad, sentimientos y comunicación. Dales las habilidades necesarias para triunfar.

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